El objetivo fue dar a conocer los alcances de la operación de la hidroeléctrica en eventos de precipitaciones, como el de junio pasado, y que, eventualmente, implican la apertura de compuertas como situación normal de operación. La actividad es parte de la octava campaña de invierno que realiza Colbún año a año para informar de su operación.
El pasado viernes 23 de junio la provincia de Biobío veía cómo se incrementaban las lluvias producto del frente de mal tiempo que afectó a la zona centro-sur de Chile. Este evento -que registró precipitaciones excepcionales de 561 mm en la estación pluviométrica de Pangue para los cinco días del temporal- motivó que, a las 11 horas de aquella jornada, la Central Hidroeléctrica Angostura abriera gradualmente sus compuertas para evacuar el remanente de agua que recibió de aguas arriba de su embalse, producto del aumento del caudal producido por este evento climático.
Este procedimiento es una condición normal de operación y está acompañado de un estricto protocolo de coordinación y comunicación con diversas autoridades locales, provinciales y regionales, entre servicios de emergencia, autoridades de Gobierno y municipios, entre otros. Además, la empresa, a través de un trabajo intersectorial con los actores descritos, ha implementado una serie de medidas preventivas e informativas dirigidas avecinas y vecinos de sectores ribereños al Biobío.
Lo anterior fue detallado a diversos medios de comunicación de la provincia de Biobío, que en el marco de la 8va versión de la campaña de invierno que la generadora realiza año a año- visitaron Angostura para interiorizarse sobre estos procedimientos. Esta instancia, cabe señalar, fue liderada por el subgerente del Complejo Biobío de Colbún, Rodolfo Guardiola Donoso.
Pero, ¿cómo opera la Central Angostura?
Un punto inicial abordado por Guardiola fue repasar cómo opera la Central Angostura, algo clave para entender su incidencia en eventos de lluvias. Al respecto, el profesional de Colbún detalló que, en invierno y en condición de altas precipitaciones, la central opera como una de pasada; es decir, sale de su embalse la misma cantidad de agua que recibe. De esta manera, el agua que circula por la central tiene dos caminos de tránsito según el caudal.
Primero, están los túneles de aducción, por los cuales ingresa el agua subterráneamente, mueve una, dos o las tres turbinas, dependiendo del caudal, y retorna al río bajo la presa. El caudal máximo requerido para funcionar todas las turbinas a su máxima potencia es de 700 metros cúbicos por segundo (conocido como caudal de diseño).
Luego, están las compuertas reubicadas en la presa, que se abren para dejar escurrir cualquier caudal adicional a los 700 m3/s, situación que -según explicó Guardiola a los medios- es una condición normal en invierno que, tras las lluvias, los caudales pueden llegar a 1.500 m3/s, 2000 m3/s e incluso 3.300 m3/s, como se ha visto en ocasiones.
“Así, abrir compuertas obedece a una operación normal en invierno. Angostura no tiene capacidad de almacenamiento, por tanto, la apertura de compuertas responde a la liberación del caudal extra a los 700 m3/s que viene en el Río Biobío y sus afluentes, desde aguas arriba de nuestro embalse Es importante que aquello se entienda para tranquilidad de las personas”, destacó Guardiola.
Sobre medidas que se han implementado e información que se difunde
Cuando deben abrirse las compuertas, el protocolo contempla informar a una base de datos de 70 contactos, sobre el valor total de caudal turbinado, adicionalmente el total de caudal en vertimiento por compuertas, lo que corresponde a el caudal total evacuado por Angostura en su punto de descarga. Además, se incluye el valor en milímetros de agua caída dentro del día. Este ejercicio se repite cada vez que cambie el valor del caudal vertido o turbinado dentro de cada jornada, mientras dure la condición de vertimiento o apertura de compuertas, que siempre es de manera gradual y controlada, y que no representa o es sinónimo de emergencia. En esa misma línea, cabe precisar que no corresponde a Colbún decretar emergencia alguna. La empresa sólo debe aportar información para que el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED) y la Dirección General de Aguas (DGA) en función de la red de estaciones de monitoreo de caudal que disponen, evalúen y decreten, según los protocolos establecidos.
Desde Colbún también recalcaron que, aparte del protocolo informativo descrito, la empresa también ha dispuesto de señaléticas en sectores ribereños más propensos al riesgo, y también está próximo a entrar en funcionamiento un sistema de vigilancia de variación de caudal. Esto se suma a las campañas informativas que año a año despliega la empresa de cara a la comunidad, y que recientemente consideró una serie de diálogos comunitarios en Santa Bárbara y Quilaco.
“Creemos que estos espacios son necesarios, pues en muchos casos hay familias y comunidades que razonablemente se inquietan cuando ven que Angostura abre sus compuertas. Por lo mismo, es importante para Colbún cumplir con un riguroso afán informativo con los medios de comunicación, para que las personas entiendan que este procedimiento es habitual en invierno y que no representa una emergencia en sí misma, o que la central incida en los aumentos de caudal”, reforzó Rodolfo Guardiola, subgerente del Complejo Biobío de Colbún.