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septiembre 2018

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LAS TRES LEYES DE LA CREACIÓN DEL CONOCIMIENTO, SEGÚN CÉSAR HIDALGO

El profesor chileno del MIT toma el caso de la ciudad del Conocimiento Yachay de Rafael Correa para mostrar qué funciona y qué no en la difusión del conocimiento. Y concluye: "La evidencia muestra que cuando los subsidios se otorgan a sectores sin capacidades o conocimientos, no son capaces de levantar una industria".

Yachay, una Ciudad del Conocimiento fundada en 2014 en Ecuador por el gobierno de Rafael Correa a un costo de US$ 1.000 millones, fue el punto de partida de una charla magistral que dio el científico chileno César Hidalgo en un seminario organizado por la generadora Colbún y donde este físico chileno experto en Big Data mostró en 40 minutos por qué Yachay –ubicada a dos horas de Quito– no había logrado el éxito esperado, pese a la cuantiosa inversión inicial realizada. “Esta idea de general conocimiento es atractiva, pero también es una idea que la gente ejecuta de manera inocente”, dice Hidalgo.

Ante ejecutivos, empresarios y autoridades, Hidalgo –profesor asociado del MIT y definido por la revista Wired como una de las 50 personas que podría cambiar el mundo– definió las tres leyes que explican la generación de conocimiento y que –por cierto– Yachay no siguió.

La Ley de la Experiencia

La primera ley que se deriva de la curva del aprendizaje: las personas y las industrias aprenden a hacer cosas a través de la experiencia y el costo unitario de ejecutar una actividad económica cae a medida que se acumula más ella.

Sin embargo, dice Hidalgo, esta ley tiene un problema que se ejemplifica con la producción de autos Ford: si bien el costo de dichos vehículos fue cayendo de manera constante a inicios del siglos XX,  hacia el año 1926 comenzó a subir, empujado por la necesidad de la compañía de producir otros modelos, lo que significó perder las ganancias de su curva de aprendizaje. “Esta curva de aprendizaje nos ayuda a entender cómo mejoramos en hacer algo que ya sabemos hacer, pero no nos dice cómo aprender a hacer cosas nuevas”, sentencia.

Ley de la Difusión

En esta disyuntiva surge un segundo grupo de leyes, aquellas que ayudan a entender cómo las economías y las industrias aprenden a hacer nuevas cosas, lo que a su juicio depende en buena parte de los vecinos que se tiene. “Si el aprendizaje es colectivo, la posibilidad de entrar a una actividad económica nueva tiene que crecer si yo tengo vecinos que saben hacer esas cosas nuevas que quiero hacer”, dice.

Según el científico chileno, distinta evidencia muestra que la red social determina la difusión del conocimiento: “Si hablas el mismo idioma o tienes la misma frontera, el conocimiento se transmite de manera más fácil”.

Pero de manera adicional a estos canales, Hidalgo destaca lo que él llama los vecinos cognitivos, es decir aquellas personas o industrias que trabajan en algo parecido. “La probabilidad de que entres en una actividad económica crece con el conocimiento relacionado o parecido que tienes en un lugar. Por eso tenemos una segunda ley del principio de la difusión, que dice que la probabilidad de entrar a una actividad económica crece con la disponibilidad de conocimiento relacionado a ella”.

Ley de la Intensidad

Finalmente, están las leyes de la intensidad del conocimiento, las cuales explican por qué el conocimiento tiene valor. En este punto, Hidalgo recuerda que ha habido diversas formas de medir el conocimiento,  concluyendo que éste se expresa mucho mejor en las actividades que realizan una ciudad o un país, versus otras  formas de medición como encuestas.

Según Hidalgo, a partir de esta definición, es posible observar que el conocimiento se correlaciona negativamente con la desigualdad y la inclusión. “Cuando estás en una actividad que es muy intensiva en conocimiento, tienes que ser más inclusivo, porque tienes que llegar a todo el pool de talentos posibles”, afirma. Entonces, agrega, hay una tercera ley que nos dice que las economías más intensas en conocimiento son economías con mayores niveles de ingresos y más inclusivas.

En este contexto, el profesor del MIT se pregunta por el valor de los subsidios a empresas, argumentando que la evidencia de diversos estudios muestra que cuando se otorgan a sectores o empresas sin capacidades o conocimientos, no son capaces de levantar una industria; cuando los subsidios se asignan a un lugar donde las capacidades ya están desarrolladas, no tienen un efecto significativo, porque el mercado ya sabe cómo resolver el problema. “El subsidio más efectivo –agrega– ocurre cuando el nivel de conocimiento tiene un cierto desarrollo intermedio”.

Concluye Hidalgo que “el conocimiento es creado a través de la experiencia, tiene derrames que están ubicados tanto en el espacio como en la similitud cognitiva, y cuando sabemos esto, también sabemos que la solución no es invertir en edificios en un lugar remoto”,  como el caso de Yachay.

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El profesor chileno del MIT toma el caso de la ciudad del Conocimiento Yachay de Rafael Correa para mostrar qué funciona y qué no en la difusión del conocimiento. Y concluye: "La evidencia muestra que cuando los subsidios se otorgan a sectores sin capacidades o conocimientos, no son capaces de levantar una industria".

Yachay, una Ciudad del Conocimiento fundada en 2014 en Ecuador por el gobierno de Rafael Correa a un costo de US$ 1.000 millones, fue el punto de partida de una charla magistral que dio el científico chileno César Hidalgo en un seminario organizado por la generadora Colbún y donde este físico chileno experto en Big Data mostró en 40 minutos por qué Yachay –ubicada a dos horas de Quito– no había logrado el éxito esperado, pese a la cuantiosa inversión inicial realizada. “Esta idea de general conocimiento es atractiva, pero también es una idea que la gente ejecuta de manera inocente”, dice Hidalgo.

Ante ejecutivos, empresarios y autoridades, Hidalgo –profesor asociado del MIT y definido por la revista Wired como una de las 50 personas que podría cambiar el mundo– definió las tres leyes que explican la generación de conocimiento y que –por cierto– Yachay no siguió.

La Ley de la Experiencia

La primera ley que se deriva de la curva del aprendizaje: las personas y las industrias aprenden a hacer cosas a través de la experiencia y el costo unitario de ejecutar una actividad económica cae a medida que se acumula más ella.

Sin embargo, dice Hidalgo, esta ley tiene un problema que se ejemplifica con la producción de autos Ford: si bien el costo de dichos vehículos fue cayendo de manera constante a inicios del siglos XX,  hacia el año 1926 comenzó a subir, empujado por la necesidad de la compañía de producir otros modelos, lo que significó perder las ganancias de su curva de aprendizaje. “Esta curva de aprendizaje nos ayuda a entender cómo mejoramos en hacer algo que ya sabemos hacer, pero no nos dice cómo aprender a hacer cosas nuevas”, sentencia.

Ley de la Difusión

En esta disyuntiva surge un segundo grupo de leyes, aquellas que ayudan a entender cómo las economías y las industrias aprenden a hacer nuevas cosas, lo que a su juicio depende en buena parte de los vecinos que se tiene. “Si el aprendizaje es colectivo, la posibilidad de entrar a una actividad económica nueva tiene que crecer si yo tengo vecinos que saben hacer esas cosas nuevas que quiero hacer”, dice.

Según el científico chileno, distinta evidencia muestra que la red social determina la difusión del conocimiento: “Si hablas el mismo idioma o tienes la misma frontera, el conocimiento se transmite de manera más fácil”.

Pero de manera adicional a estos canales, Hidalgo destaca lo que él llama los vecinos cognitivos, es decir aquellas personas o industrias que trabajan en algo parecido. “La probabilidad de que entres en una actividad económica crece con el conocimiento relacionado o parecido que tienes en un lugar. Por eso tenemos una segunda ley del principio de la difusión, que dice que la probabilidad de entrar a una actividad económica crece con la disponibilidad de conocimiento relacionado a ella”.

Ley de la Intensidad

Finalmente, están las leyes de la intensidad del conocimiento, las cuales explican por qué el conocimiento tiene valor. En este punto, Hidalgo recuerda que ha habido diversas formas de medir el conocimiento,  concluyendo que éste se expresa mucho mejor en las actividades que realizan una ciudad o un país, versus otras  formas de medición como encuestas.

Según Hidalgo, a partir de esta definición, es posible observar que el conocimiento se correlaciona negativamente con la desigualdad y la inclusión. “Cuando estás en una actividad que es muy intensiva en conocimiento, tienes que ser más inclusivo, porque tienes que llegar a todo el pool de talentos posibles”, afirma. Entonces, agrega, hay una tercera ley que nos dice que las economías más intensas en conocimiento son economías con mayores niveles de ingresos y más inclusivas.

En este contexto, el profesor del MIT se pregunta por el valor de los subsidios a empresas, argumentando que la evidencia de diversos estudios muestra que cuando se otorgan a sectores o empresas sin capacidades o conocimientos, no son capaces de levantar una industria; cuando los subsidios se asignan a un lugar donde las capacidades ya están desarrolladas, no tienen un efecto significativo, porque el mercado ya sabe cómo resolver el problema. “El subsidio más efectivo –agrega– ocurre cuando el nivel de conocimiento tiene un cierto desarrollo intermedio”.

Concluye Hidalgo que “el conocimiento es creado a través de la experiencia, tiene derrames que están ubicados tanto en el espacio como en la similitud cognitiva, y cuando sabemos esto, también sabemos que la solución no es invertir en edificios en un lugar remoto”,  como el caso de Yachay.

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