El eclipse solar del pasado 2 de julio fue una buena prueba de la creciente flexibilidad que deberá enfrentar el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) en la medida que avanza la penetración de energías renovables de fuente variable.

En efecto, de acuerdo a datos proporcionados por el Coordinador Eléctrico Nacional (el Coordinador), debido al eclipse solar durante más de dos horas, alrededor de 1.150 MW correspondientes a grandes centrales solares de la zona norte del país y otros 240 MW de generación distribuida (hogares, comercios e industrias de la zona norte que tienen paneles solares en sus techos) se apagaron ante la falta de radiación. El reemplazo de estas centrales —cuya capacidad de generación equivale al consumo de la mitad de la Región Metropolitana— se gestionó desde hace meses, tanto por la autoridad como por el Coordinador, organismo encargado de velar por la coordinación del conjunto de las instalaciones del sistema y despachar las centrales bajo un criterio estrictamente económico y con la seguridad necesaria.

La capacidad para compensar el déficit de producción solar durante el eclipse, debía provenir de fuentes suficientemente flexibles para entrar en “acción” de forma automática con aquellas unidades que el Coordinador definió y que en esta condición correspondió a centrales hidroeléctricas y las unidades que operan con gas natural.

De acuerdo a lo informado por la Gerencia de Mercado de Colbún, durante el eclipse solar, el total de generación solar del SEN bajó en poco menos de una hora de 1.317 MW a 66 MW, equivalente a una reducción de 95%. El déficit de energía fue suministrado por la reserva en giro disponible del tipo hidráulica, principalmente por las centrales Pehuenche, Colbún, El Toro, Ralco, Pangue y Angostura.

En la medida que la energía renovable de fuente variable vaya aumentando su peso en la matriz energética, será cada vez más importante tener unidades flexibles que puedan responder de manera rápida cuando dichos recursos disminuyan. Condición que amerita disponer de un marco regulatorio adecuado que incentive y dé las señales de precio correcta para que los agentes de mercado inviertan en centrales de gas o hidráulicas que pueden responder ante las crecientes necesidades de flexibilidad del sistema. Es por esta razón que la Ley de Flexibilidad que ha anunciado el gobierno aparece como una condición indispensable en el camino de Chile hacia la transición energética.